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jueves, 7 de enero de 2010

Mi vida se tiñó de rojo con rayas blancas y negras


Un guitarrista pasa por muchas etapas a lo largo de su vida como intérprete. Claro está, que cada uno desarrolla su propio estilo, atendiendo a su capacidad creativa, habilidad y talento, pero nadie puede escapar de tener un referente, ese admirado guitarrista en el que fijarte y estudiarle hasta donde tu aptitud te deje.


Desde Chuck Berry, Jimmy Hendrix, Adrian Vanderberg… hasta James Taylor, The Edge, BB King… existe un amplio y rico abanico de estilos y técnicas que, de un instrumento que “sólo” tiene seis cuerdas, hacen infinitas sus combinaciones para sacar de él lo que cada uno sea capaz de crear.

¿De qué depende que una época intentes tocar como Keith Richards o que en otra lo hagas como Joe Satriani? No lo sé. La respuesta es tan compleja como lo pueda ser el cerebro humano. Lo cierto es que entras y sales de esas etapas sin querer y lo mejor es dejarse llevar y adaptar tu estilo a lo que el cuerpo te pida y tu talento te permita.


Una de esas etapas de mi vida se la dediqué casi en exclusiva a uno de los guitarristas con más personalidad y habilidad para hacerme creer que era imposible hacer lo que él hacía con una guitarra. No es ni más ni menos que “Eddie Van Halen”.

Escuchaba una y otra vez los discos de “Van Halen”apellido que daba nombre a la banda de este americano de ascendencia holandesa. Veía una y otra vez los conciertos en VHS y os aseguro que me golpeó muy fuerte. 80 millones de discos vendidos, premios Grammy, libro de los records de números 1 en Billboard, precursor del “tapping” y una capacidad también para componer digna de la envidia más insana.

Todas mis cosas, de repente, se tiñeron de rojo con rayllas de color blanco y negro, amplis, zapatillas, guitarras, camisetas, walkman…todo.

Era feliz hasta que me di cuenta que en el reparto de talento se lo llevó todo él y por mucho que me esforzara yo tendría mi propio estilo, muy alejado del suyo. Esta injusticia nunca me hizo dejar de admirarle y por eso me gustaría hoy compartir su arte con vosotros. Abrid la orejas y disfrutad.

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