Te imaginas que unos alumnos de un colegio no pudieran representar una obra de teatro porque la Sociedad General de Autores (SGAE) les pidiera dinero? ¿0 que un club de fútbol no pudiera hacer sonar su propio himno antes de cada partido porque la SGAE también les pidiera dinero? ¿O que en las peluquerías no se pudiera poner la radio por la misma razón? Pues dejad de imaginar porque son casos reales, repito reales, de las actuaciones de una entidad casposa que dicen 'defender' la Cultura, cuando lo único que parece que defienden es asegurarse su futuro con pensiones vitalicias como la de su máximo dirigente Teddy Bautista, que se jubilará con una modestita cantidad de más de 24.500 euros al mes, unos cuatro millones de pesetas, repito, al mes. Pensiones que salen de nuestro religioso pago del famoso canon por comprar CDs, impresoras, reproductores de mp3, líneas ADSL, etc.
Según un estudio realizado por el rotativo británico The Times, el número de conciertos en los últimos años se ha duplicado, subiendo así los ingresos de los artistas, que son los auténticos creadores del Arte, a la vez que disminuye la venta de discos y con ello, los ingresos de discográficas y demás intermediarios y eso es lo que parece que duele.
Hablando como socio que soy de la SGAE, no estaría mal que la industria de la música se adaptara a los nuevos tiempos, ya que parece haberse quedado trasnochada y superada por las nuevas vías de difusión de la Cultura. Además luego tenemos que aguantar perlas como la que dijo Ramón Muntaner, directivo de dicha entidad: «La culpa de la mala imagen de la SGAE es del bajo nivel intelectual de los españoles, provocado por el franquismo».
Es decir que la culpa de todo, como siempre, es del populacho. ¡Manda huevos! Repito, ¡manda huevos!
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